Máscara de la Comunidad Transitoria de Mascotas Terapeutas

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Florencia Rodriguez Giles

Máscara de la Comunidad Transitoria de Mascotas Terapeutas

Resina, óleo, plumas y pelo sintético

Florencia Rodríguez Giles (Buenos Aires, 1978) establece vasos comunicantes entre el dibujo y prácticas artísticas y terapéuticas. Su producción indaga en la expansión de la imaginación y la mutación de las formas de vida.

A partir del ejercicio de trabajo colectivo con usuarios y ex usuarios de instituciones de salud mental, Rodriguez Giles explora diferentes modos de vinculación, interacción y acción de experiencias artísticas. A través de una serie de ejercicios e instrucciones, invita a alterar la organización perceptiva, afectiva y expresiva de los y las participantes. 

La obra Máscara de la Comunidad Transitoria de Mascotas Terapeutas (2019) formó parte de una performance que sucedió durante dos días en el INHA (Institut national d’histoire de l’art). Consistió en un juego de mutaciones y una terapia performativa: un portal que comunicó diferentes formas de percibir y expresarse, posibilitando otras formas de cuidado y atención para que los participantes se conviertan finalmente en una mascota que también es terapeuta. 

¿Es posible imaginar otras experiencias y posibilidades para los humanos? ¿Hay alguna cura en dejarse llevar y dejar temporalmente de ser quien se es? Desplazando el deseo de lo biográfico y privado a un horizonte comunitario y ficcional, atravesado por la memoria de otras especies, esta performance propone trabajar con el malestar que no está referido en el diagnóstico taxativo. 

Tras una secuencia de ejercicios, como practicar formas de abandonar el lenguaje para agudizar la capacidad de hablar sin palabras, especialmente con entidades no animadas, los futuros terapeutas cultivan una forma de intimidad con las cosas en general, así como la capacidad de dirigir y ser dirigidos por el resto de la comunidad. 

De esta forma, a través del uso de disfraces, reglas, tareas y talismanes que se añaden como prótesis al propio cuerpo, en una situación que cuestiona el poder político de los diferentes sentimientos de incomodidad o malestar, que suelen reducirse al rango de enfermedad, se entrena una nueva sensibilidad. La Comunidad Temporal de Mascotas Terapeutas, explora prácticas de libertad basadas en el mandar y obedecer, en un juego orientado a experimentar más plasticidad en nuestras subjetividades, que muchas veces no concuerdan con el “yo”.